Aquel
pequeño recorrido fue bastante discreto, sosegado y muy silencioso. Apenas se
disponían las palabras a salir salvo para leves expresiones tales como “Me
gusta como esta decorado los alrededores” o “Me alegro de ello” entre otras
insignificantes preguntas y confirmaciones.
Cuando
habían llegado al jardín, Eleonor se despegó suavemente del brazo de Ettore y
se dispuso a abrir la puerta alegremente al divisar a Cipriano no muy lejos de
allí con su regadera de metal. Una vez dentro del jardín, avisó a Ettore de que
iba a traer a Cipriano para que se pudieran conocer y una vez hecho esto, se
dispusieron a comenzar.
-Buenos
días, me llamo Cipriano, mucho gusto en
conocerle –Dijo Cipriano muy respetuoso y de forma simpática. Era muy
característico suyo hacerlo de esa manera; hablase con quien hablase.
-Buenos
días, yo soy Ettore, Ettore Di Lorenzo; mucho gusto. Puedes hablarme de tú a tú
si gustas –Dijo Ettore con una sonrisa mientras ambos se daban la mano.
-Me
alegro que os hayáis conocido. –Dijo Eleonor muy contenta- Como verás, Cipriano deja el jardín estupendo
¿Verdad que es un lugar muy tranquilo?
-Si,
la verdad es que se está muy a gusto. –Dijo Ettore mientras miraba a sus
alrededores.- Verás Eleonor, deberíamos ir a ver las demás estancias, dentro de
poco tengo que mostrarte parte de los preparativos y será mejor hacerlo antes
de la hora de comer.
-Entiendo…
-Contestó Cipriano, aún sabiendo que la pregunta no había sido realizada para
su contestación.- Bueno, no os preocupéis, tendréis más tiempo a partir de
ahora para pasear aquí. –Dijo mirando al suelo y con un tono de voz monótono.
-¿Qué
preparativos, Ettore? ¿Por qué íbamos a tener más tiempo, Cipriano? –Dijo
Eleonor muy nerviosa mirándolos a los dos.
En
ese instante, Cipriano reaccionó. Cerró su mano como un puño con fuerza, dio un
paso y cogió suavemente la barbilla de Eleonor, se quedó mirando fijamente sus
confusos ojos y finalmente concluyo con: “Todavía no lo sabes”. Cipriano solía
tener este tipo de reacciones, cosa que conseguía poner muy inquieta a Eleonor
ya que a veces podía sentir incluso su respiración, por lo que ella le contestó
alejándose y mirándolos a los dos con soberbia.
-Llevo
toda la mañana preguntando sobre algo que no sé, soportando sucesos extraños y
escuchando comunicados sin sentido; no pienso mover ni un centímetro de mi
cuerpo hasta que no sepa hacia dónde desemboca todo este conjunto de cosas
–Dijo Eleonor firmemente con expresión altanera.
Ambos
se quedaron sorprendidos. Cipriano nunca la había visto tan molesta y disgustada
y mucho menos Ettore.
-No
te estoy entendiendo en absoluto Eleonor, di claramente el por qué de tanta
exasperación o no saldremos nunca de esta confusión. Tú misma deberías de saber
que no estamos para perder nuestro preciado tiempo. –Dijo Ettore con una
actitud un poco indiferente.
-…
-Eleonor se mordió parte del labio con coraje.- No sé que tiempo estamos
perdiendo, no te puedo dar “el por qué de tanta exasperación” –Dijo emulando
sus palabras- Ni si quiera sé por qué estáis aquí tú y tu familia, porque dudo
que sea por una mera visita; he aquí la causa de mi hastío, odio no saber que
es lo que se trama a mis espaldas, así que ten la mínima comp.. –Cipriano la
cogió del brazo y Eleonor cortó radicalmente sus palabras.-
-Está
bien Eleonor, detente. –Dijo Cipriano con voz tranquilizadora pero con su
mirada muy firme en la suya.- quizás debas hablar con tu padre, en vez de con
nosotros.
Eleonor
cogió el brazo de Cipriano para poder quitar su mano de la mano de éste,
entonces lo miró por 1 segundo, abrió la puerta del jardín y fue andando
serenamente hasta palacio con la idea muy clara de hallar la habitación en la
que se encontraba su padre.
Una
vez dentro de palacio, fue en su busca mirando todas aquellas habitaciones en
las que creía encontrarle. Cuando abrió la puerta que mantenía cerrada la
biblioteca, lo encontró allí hablando con Giacomo en la gran mesa central de
madera dispuesta en ese lugar a propósito y al fondo, la madre de éste se
encontraba ojeando algunos antiguos libros que reposaban en las partes bajas de
las estanterías. Se adentró hacia la biblioteca cerrando sutilmente la puerta y
con paso firme.
-Hola
Eleonor ¿Qué haces aquí sola? No habrás dejado a Ettore solo ¿verdad? –Dijo
Adalberto a punto de cerrar un libro sobre la mesa.
Eleonor
posó su mano sobre la de su padre, y con un suave empuje, terminó de cerrar el
libro.
-Padre,
tenemos que hablar. –Dijo Eleonor seriamente.
-De
acuerdo. –Dijo Adalberto comprendiendo la seriedad con la que su hija le
hablaba.- Vayamos a aquellas estanterías de allí –Dijo señalando unas
estanterías antiguas que se situaban al final de la biblioteca.
Eleonor
asintió con la cabeza y ambos se dirigieron hacia el fondo de la biblioteca con
la vista hacia el frente. Una vez allí,
en aquel instante, Eleonor examinó las estanterías donde reposaban los libros,
comprobó el polvo que en ellas se acumulaba y por último miró a través de la
gran vidriera que se encargaba de que aquel lugar fuera irresistiblemente
tentador para reposar en él. En aquellas horas claves del medio día el sol se
colaba por cada uno de los cristales de colores que componían aquella vidriera.
La composición ordenada de éstos no formaban ninguna forma en concreto, si no
que simplemente se encargaban de la bonita iluminación del lugar.
Eleonor
expulsó entonces el aire y se giró para verle la cara a su padre, fue entonces,
con la luz en su espalda, cuando se determinó a hablar con él.

3 comentarios:
ayyy muchisimas gracias por hacer el cap 3,lo estaba deseando.GRACIAS
mil besis
Hola preciosa! dejame decirte que tienes un blog precioso!! <3 me fascino el diseño y de la historia ni hablar..me ha gustado mucho la forma tan natural en que describes todo y como vas detallando un poco de los personajes en cada cap.
Saludos!
Hola ^^ pues por el momento no doy a conocer blogs más que por premios así que cuando me llegue uno en ti pienso ;)
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